El mercado de Santa Lutzi se llenó ayer de vida, con cientos de puestos comerciales y una gran cantidad de animales de granja expuestos. Además, la feria contó con innumerables competiciones relacionadas con la agricultura.
EL frío invernal llegó ayer a Gipuzkoa. La gente desempolvó las bufandas y sacó los guantes de los cajones. Hay quien se colocó gorros, previendo bajas temperaturas, y hay quien las encontró, por ejemplo, en la feria de Santa Lutzi que se celebra como una fiesta conjunta en los municipios guipuzcoanos de Zumarraga y Urretxu.
"Menuda nevada va a caer", comentaba un hombre entre la multitud en la estación de Renfe de Zumarraga, mientras miraba el cielo. Y algo razón sí que tuvo. Durante toda la mañana de ayer, los miles de asistentes pudieron observar a ratos cómo diminutos copos de nieve, junto con la bajada de las temperaturas, abrían las puertas al invierno.
De los trenes que se paraban en la estación zumarragarra se apeaban cientos y cientos de personas con una única dirección: el mercado anual en honor a la virgen. Eran tantos los guipuzcoanos que se habían acercado al lugar, que al pasar por el paso subterráneo que conecta los andenes se hacía una especie de tapón que dificultaba el tránsito. Aun así, el hecho de que hubiese tanta gente también era ventajoso, no había manera de perderse, pues la dirección en la que corría la marea humana iba hacia donde se encontraba una de las ferias más famosas de Euskal Herria.
Artesanos, ganaderos, fruteros, cesteros, pasteleros y otros tantos comerciantes colocaron sus tenderetes en las calles zumarragarras para deleite del público. En torno a 500 puestos de toda tipología animaban las vías de los municipios. Por ejemplo, en el patio del colegio La Salle Legazpi, más allá de los productos habituales en mercados, se mostraban productos mecánicos como tractores, segadoras y sierras eléctricas, entre otros muchos.
"Aquí se suele vender muy poco", explicaba Antxon Lopetegi, de la empresa tolosarra Lopetegi Lantegia, que se dedica a la venta de maquinaria agrícola al por menor y que lleva 22 años asistiendo sin falta a la feria en honor de Santa Lutzi. Previamente, el comerciante se había dedicado a conversar con un posible cliente, que se había acercado con su nieto, acerca de una de sus máquinas. "Algo sí que se vende -aclaraba Lopetegi-, pero, realmente, lo que se hace aquí es hablar". El hombre de mediana edad aseveraba que las ventas se hacían después, pues algunos llaman a su empresa interesados en lo que han visto en el mercado.
POCA VENTA
La crisis del ganado
A su vez, otros en el mercado también se quejaban por las flojas ventas: los ganaderos. La avenida Urdaneta de Zumarraga se encontraba repleta de animales, de principio a fin. Caballos, ponys, bueyes o vacas, entre otros seres de granja se mostraban al público con fin comercial. No obstante, las cosas no fueron como a muchos les hubiese gustado.
"Esto está muy mal, nadie quiere nada. Nadie necesita nada". Así mostraba su preocupación el azpeitiarra Abel Segurola, quien se encontraba hablando con otros pastores. Al mercado se había acercado con un caballo, una yegua y un burro, pero no había podido colocarlos.
En una situación parecida se encontraba el pastor de la ganadería María Teresa Monasterio de la localidad vizcaina de Abadiño. Cuidaba de dos esbeltos txaroles de pelaje blanco que compartían cercado con vacunos de otra ganadería.
"Se nota mucho la crisis", aseguraba el encargado de los txaroles. Explicaba que muchos se acercaban a mirar, pero que sólo "cuatro se han acercado seriamente y han cogido tarjetas", con intención de llamar después.
Aun así, también hubo a quien las cosas le fueron bien. Asier Tellería de Albiztur reconocía no haber notado "mucho" la crisis. Afirmaba que sus buenas ventas se debían a su producto, dado que no mucha gente llevó, como él, cabras para su venta.
CONCURSO
Un cencerro de premio
Aparte de los puestos y la muestra de ganado, el mercado de Santa Lu-tzi acogió varios concursos, que se fueron celebrando durante la mañana, organizados por los ayuntamientos de Zumarraga y Urretxu. Los ganadores iban siendo anunciados por la megafonía que recorría los municipios y a las 13.30 horas se procedió a la entrega de premios en la plaza de Areizaga-Kalebarren.
Los galardones fueron entregados por Mikel Serrano e Iñaki Zabala, alcaldes de Zumarraga y Urretxu respectivamente, y consistieron en una recompensa económica y un trofeo con forma de cencerro.
Hubo quien compró rosquillas o fruta. Hubo quien adquirió algún animal o, incluso, un tractor. Hubo quien se llevó un cencerro dorado a casa. Y hubo quien sin comprar nada tuvo la oportunidad de llevarse un buen recuerdo a casa, como consecuencia de haber estado en una feria tan viva y especial como la de Santa Lutzi.
Diario Noticias de Gipuzkoa - Harri Fernández - Lunes, 14 de Diciembre de 2009